Esta poesía fue leída al inicio del acto por el 24 de marzo, queremos compartirla con ustedes.
Conozco el infierno de memoria
Puesto que he estado allí.
Conozco el infierno
Puesto que sobreviví a el.
De noche tarde en mi cama
Cierro mis ojos
Y vuelvo a pisar descascarados pasillos
Como si fuera la primera vez.
Recuerdo el sonido de las botas
Yendo y viniendo,
El clic metálico
Y los gritos y aullidos de dolor.
Las gotas de sudor cayendo
Por mi frente formando océanos,
Los puños apretados
Y en temor como único compañero
Susurrando en mi nuca.
La incertidumbre del no saber,
Un minuto, un segundo, un día
Al fin que da lo mismo
Cuando tu vida vale lo que una bala.
De noche tarde en mi cama
Lagrimas de impotencia
No existen calmantes
Que sanen las heridas
Que produce tanta locura.
Perseguían un sueño,
Un sueño para ellos
Para nosotros
Una compleja pesadilla.
Conozco el infierno de memoria
Puesto que ya he estado allí,
Conozco el infierno de memoria
Puesto que sobreviví a el.
Los demonios están libres,
Nosotros simples ángeles
Algunos seguimos en la tierra
Otros fueron eliminados.
Tarde de noche en mi cama
Escucho sus risas
Cuando capturaban
Otro pobre ángel.
Y no existe remedio
Que pueda sanar
El agujero de tiempo
Que marcaron en nuestras vidas
Ni palabras que nos devuelvan
La alegría que los diablos
Nos mutilaron injustamente.
Kershak McCoy (pseudonimo de Ruben Hernández, de 2º2ª) 21/03/07 21:05
Recuerdo:
Conozco el infierno de memoria
Puesto que he estado allí.
Conozco el infierno
Puesto que sobreviví a el.
De noche tarde en mi cama
Cierro mis ojos
Y vuelvo a pisar descascarados pasillos
Como si fuera la primera vez.
Recuerdo el sonido de las botas
Yendo y viniendo,
El clic metálico
Y los gritos y aullidos de dolor.
Las gotas de sudor cayendo
Por mi frente formando océanos,
Los puños apretados
Y en temor como único compañero
Susurrando en mi nuca.
La incertidumbre del no saber,
Un minuto, un segundo, un día
Al fin que da lo mismo
Cuando tu vida vale lo que una bala.
De noche tarde en mi cama
Lagrimas de impotencia
No existen calmantes
Que sanen las heridas
Que produce tanta locura.
Perseguían un sueño,
Un sueño para ellos
Para nosotros
Una compleja pesadilla.
Conozco el infierno de memoria
Puesto que ya he estado allí,
Conozco el infierno de memoria
Puesto que sobreviví a el.
Los demonios están libres,
Nosotros simples ángeles
Algunos seguimos en la tierra
Otros fueron eliminados.
Tarde de noche en mi cama
Escucho sus risas
Cuando capturaban
Otro pobre ángel.
Y no existe remedio
Que pueda sanar
El agujero de tiempo
Que marcaron en nuestras vidas
Ni palabras que nos devuelvan
La alegría que los diablos
Nos mutilaron injustamente.
Kershak McCoy (pseudonimo de Ruben Hernández, de 2º2ª) 21/03/07 21:05
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